Pues eso, que hoy 24 de febrero de 2019 cumplimos 5 años online. Tal día como hoy se publicaba el primer artículo en plan bienvenida y, para inaugurar la web, Atari Jaguar, Hammerin’ Harry y Street Fighter protagonizaban los tres primeros artículos de este chiringuito.
El artículo de hoy es simplemente para dar las gracias a todos los que me han apoyado en para realizar mi pequeña aportación al ciberespacio. Desde mis amigos y familiares hasta todos los que habéis visitado la web. De verdad, gracias de todo corazón.
Lo cierto es que los videojuegos siempre han sido una parte muy importante de mi vida. Gracias a mis padres pude disfrutar de aquel prehistórico Amstrad PC 1512 SD, vetusto ordenador formado por 512 KB de memoria RAM, memorables gráficos CGA en cuatro colores y unidad de discos fexibles de 5 1/4 pulgadas, de aquellos grandes, blandos, negros y algo frágiles.
A mi padre le picó el gusanillo de la informática y quería que su hijo también fuera por ahí. Tras estudiarse a fondo el libro aquel del MS-DOS 3.3 y explicármelo bastante a fondo, poco a poco aquel muchacho de 8 años fue haciéndose un poco con el control de ese artefacto tan chulo. Aquellos comandos de MS-DOS dieron paso a algunos programas muy sencillos en BASIC y, por supuesto, al gusanillo de los videjuegos, que ya iba devorándome en parte gracias a aquellos títulos míticos de Opera, Dinamic y Topo Soft.
La verdad es que mi padre consiguió su objetivo y la vena de la informática se iba haciendo más y más grande, al igual que aquel PC, que poco a poco fue sustituido por otros equipos más modernos. Eso sí, las consolas japonesas iban pegando muy fuerte y mi ansia videojueguil, que entonces se limitaba al ordenador y a los salones recreativos, me pedía a gritos uno de esos aparatos tan guays. Y así fue cuando tuve en mi poder aquel artefacto portátil llamado Game Boy.
Durante mi época de colegio también pude disfrutar de otros sistemas. Aquellas memorables consolas clónicas de la NES como la famosa NASA, la Game Gear que intercambiaba por mi querida Game Boy con mis compañeros del cole y, especialmente, aquella bestia parda llamada Super Nintendo que gracias a algún que otro coleguilla de clase y a un primo mío pude disfrutar como si la tuviese en mi casa.
La verdad es que aquella época fue increíble en cuanto a videojuegos se trataba, y por eso hoy me gustaría revindicarla. Seguir dándole a la tecla, siempre que el tiempo me lo permita, para rendir ese particular tributo a los videojuegos clásicos que intento que sea Pixelmaniacos. De modo que, si nuevamente me dáis vuestro permiso, me gustaría continuar como mínimo otros 5 años más.
En fin, que hoy tocaba ponerse un poco nostálgico y dar las gracias a todos por vuestro apoyo. ¡GRACIAS!