- Compañía: Zeus
- Año: 1995
- Género: Plataformas de acción
- Plataforma: Arcade
Con el calor del verano apetecen las ensaladas, ¿verdad? Hoy os proponemos una ensalada de tiros, juguetes y rock & roll. Vamos a hablar de una recreativa muy llamativa de nombre Biomechanical Toy, con el sello español de Zeus Software (responsables en parte del mítico Risky Woods) y Gaelco, que de nuevo nos ofrecieron un «run and gun» la mar de fiestero.
Resulta que el malo maloso, de nombre Scrubby y aspecto arlequinesco, se ha escapado de la cárcel y ha robado un péndulo mágico. Dicho péndulo otorga de vida a los juguetes y claro, el señor Scrubby quiere liarla y hacerse el amo del cotarro. Menos mal que para detener esta barbarie tenemos Ignuz, un tipo rockero, con un aire a cierto «youtuber» famosete y armado hasta los dientes al que no le temblará el pulso a la hora de dar caña.
Con esta premisa Biomechanical Toy nos ofrece acción y plataformeo al más puro estilo Metal Slug, o a obras similares de Galeco como el también genial Thunder Hoop. Y lo hará a lo largo de seis completitas fases, cada una con una ambientación única y un curioso nombre, por ejemplo «el valle del ajedrez» o «el tren del infierno» por citar alguna.
El control es bien simple. Usaremos un botón para dispara y otro para saltar. Podremos disparar en todas las direcciones, así que tendremos un control total de nuestros disparos para que no se nos resista ningún enemigo.
Tampoco existe mucha variedad en cuanto al armamento. Tenemos un disparo básico con el que machacar de lo lindo el botón de disparo, pudiendo obtener una serie de cargadores que nos darán acceso a un disparo automático y limitado. Por suerte hay cargadores por todas partes así que no tendremos problemas de balas como en otros juegos. Una bomba que destruye todos los enemigos de la zona el mismo tiempo completa este apartado por el que el juego no destaca.
Nuestro personaje tiene una barra de salud que va mermando a medida que nos hacen daño, obvio. Esta barra se puede ir recuperando si recogemos fruta, bien dispuesta por el escenario o bien escondida en globos. La fruta nos irá devolviendo un pequeño porcentaje de nuestra energía. Por otro lado hay objetos que nos darán puntos para vidas extra y una especie de trofeos que no sé muy bien para qué sirven (si alguien lo sabe ahí tiene los comentarios).
También existen unos seres a los que podemos rescatar para que nos echen una manita. Se trata de criaturas que dispararán con nosotros para ayudarnos durante un tiempo limitado. En cada fase hay un personaje diferente y podemos encontar un duende, un hada o un genio entre otros personajes. Su aportación se agradece en ciertos momentos críticos del juego.
A nivel gráfico es un juego que en seguida entra por los ojos. A su tremendo colorido se une un diseño de escenarios y enemigos absolutamente exquisito. Así pues en Biomechanical Toy encontraremos escenarios sacados de nuestros más locos sueños, todos de temática juguetera, con bosques mágicos, tierras de dragones o un periplo por un tren de juguete. Y todo con un colorido extremo que a veces nos puede confundir un poco entre tanta acción.
Lo de los enemigos sí que es para llorar de alegría. Piezas de ajedrez, plantas carnívoras, duendes, dragones, avispas, dinosaurios e, incluso, ¡cerdos voladores! Y estos sólo son algunos de los variadísimos personajes a batir. Luego están los jefes de fin de fase, con diseños maravillosos y mágicos como el reyezuelo obeso y volador o el virus informático. Además todos tienen un tamaño bastante generoso.
El sonido también es cañero, en la línea de la mayoría de producciones de Gaelco. Efectos sonoros digitalizados de todo tipo casan con una banda sonora muy guitarrera que le viene como anillo al dedo. Por poner una pega podemos decir que alguno de los efectos de sonido se ha reciclado de otros juegos anteriores, pero no pasa nada.
Por último el control del personaje es verdaderamente delicioso y responde muy bien a nuestras acciones. Todo se mueve genial, con alguna ralentización en momentos de asedio juguetil, pero nada grave. La dificultad es alta, normal para este tipo de juegos, pero tampoco estamos ante un título desesperante en este apartado, especialmente con los jefes finales, a los que es fácil cogerles el truco y machacarlos sin piedad.
¿El problema? Que nadie se atrevió a lanzar esta maravilla a ningún sistema doméstico. Hubiera quedado de maravilla en Super Nintendo o Mega Drive. A buen seguro en Japón nadie había escuchado hablar ni de Gaelco ni de Zeus, y mucho menos de sus brutales obras para recreativas. Menos mal que todo eso cambiaría unos años después con Radikal Bikers y otros éxitos de finales de los 90.
Biomechanical Toy es sin duda un verdadero gustazo para los amantes de los «run and gun». Sus originales diseños, la variedad de fases y enemigos, el colorido que empapa todo y mecánicas de gatillo fácil sin complicaciones son las verdaderas armas de este juegazo. Probadlo, no os arrepentiréis.