Tres FPS exclusivos de consolas, volumen 2

Volvemos a la carga con otros tres FPS (ya sabéis, «first person shooter») que son exclusivos de consolas. Hoy os traemos tres juegos que merecen nuestra atención, con acción a tope, robots gigantes y espectacularidad por los cuatro costados. ¡A disparar!

Black

Y la cosa empieza movidita. El espectacular Black, título fundamental de Criterion Games, autores de la brutal saga de conducción Burnout y especialistas en romper cosas. Black salió bajo la producción y distribución de Electronic Arts en 2006 para PlayStation 2 y Xbox, dejando de lado a plataformas como el PC, quizá por la saturación de este tipo de juegos en el mercado de ordenadores.

Con un aire muy «hollywoodiense», en Black nos cuentan la historia mediante «flashbacks» en forma de vídeo con actores reales. Todo muy en plan la típica película de acción con terroristas de por medio e interrogatorios. Además cuenta con un doblaje al castellano bastante bueno.

Pero el argumento es lo de menos en Black, de lo que más tenemos que preocuparnos es de disparar. Estamos ante un juego en el que la acción sin descanso prima por encima de otros elementos como la resolución de puzles que sí están presentes en otros juegos del mismo género.

Es un juego espectacular en todos los niveles, especialmente en lo técnico. Como decimos al principio, Criterion Games ya nos acostumbró en su saga Burnout a todo un espectáculo de velocidad y destrucción y Black, por supuesto, no iba a ser una excepción. El nivel de destrucción de los escenarios es altísimo, con efectos especiales por todas partes.

Explosiones, tiroteos y acción sin tregua se dan cita en nuestros televisores. Al menos en la versión para PlayStation 2 (la de Xbox no la hemos podido probar) todo el conjunto técnico se encuentra a un grandísimo nivel. Incluso podríamos decir que estamos ante uno de los FPS más espectaculares que existen para la consola de Sony. Brutal.

Por ponerle una pega, Black peca de ser demasiado lineal, algo que influyó en su éxito, siendo algo discreto a pesar de las buenas críticas. Hoy es considerado una de esas joyas ocultas, incluso se podría decir que es un juego de culto, especialmente si te gusta la acción sin complicaciones. Merece mucho la pena, de verdad.

Kileak: The Blood

Continuamos con otro juego exclusivo para una consola de Sony. Kileak: The Blood (Kileak: The DNA Imperative en Estados Unidos), creado por Genki y distribuido por Sony, se lanzó en exclusiva para la primera PlayStation en el año 1995, siendo uno de sus primeros juegos en cuanto a este género se refiere.

Con un argumento de ciencia-ficción pura y dura, en Kileak: The Blood controlamos al líder de la fuerza de asalto White Lightning. Iremos equipados con un poderoso traje cibernético armado hasta los dientes, y todo para evitar los planes de un malvado científico loco que no trama nada bueno.

Vamos recorriendo una serie de escenarios laberínticos que tienen lugar en una base situada en el Polo Sur. La mecánica general es la de siempre: ir abriendo puertas y buscar la salida que nos llevará al siguiente nivel, nada nuevo. Contamos con una mirilla que nos permitirá ganar precisión a la hora de disparar a todo lo que se mueva, que, por lo general, son robots que protegen la base.

Kileak: The Blood tiene un par de problemas. Por un lado está el control, que es bastante ortopédico, perdiendo agilidad en comparación con otras bestias de los FPS. Por ejemplo, tardamos bastante en darnos la vuelta si algún enemigo nos ataca de espaldas, algo que nos puede pasar factura muy fácilmente.

Otro defecto es la repetición de escenarios. Tenemos una sensación constante de vacío y de repetición de localizaciones, algo que nos hará preguntarnos si no hemos estado antes ahí. Menos mal que hay un mapa para irnos guiando, pero, como decimos, la variedad no es el punto fuerte de este juego. Además los enemigos tampoco son para tirar cohetes.

A pesar de estos problemas que comentamos, Kileak: The Blood tuvo el suficiente éxito como para tener una secuela. Dicha secuela se llama Epidemic y apareció para esta misma consola entre 1996 y 1997, volviéndose a presentar como un shooter del montón. No es malo, pero es poco original y se nota un poco anticuado.

Metal Head

Mega Drive 32X, ese periférico que le daba vitaminas a Mega Drive, tuvo solo un puñado de juegos. De ese pobre catálogo podemos destacar unos cuantos y sin ninguna duda Metal Head es de los más llamativos. La propia Sega se encargó de crear este espectacular FPS que vio la luz en 1995 en exclusiva para este sistema.

Con un componente de simulación más acentuado, en Metal Head controlamos a un mecha o robot gigante con el que debemos cumplir una serie de misiones. Estas misiones se reducen básicamente a eliminar una serie de objetivos que se encuentran diseminados por cada uno de los escenarios.

Estos escenarios, que por lo general se desarrollan en una ciudad, son bastante repetitivos. Aún así se nota que Sega quiso mostrar las bondades del 32X, ofreciéndonos un entorno con mapeado de texturas y una velocidad más que decente. Sí, hay «popping» y alguna que otra ralentización, pero el resultado en general es bastante espectacular.

Por otro lado, el control de nuestro mecha es sencillo. Al ser un robot gigante se nos antoja algo ortopédico, pero en términos generales no está nada mal. Eso sí, como hemos dicho anteriormente, las misiones se basan en la destrucción de una serie de objetivos, siendo estos otros robots, tanques, algún que otro vehículo adicional y poco más, tarea a priori sencilla que se puede volver un poco aburrida.

Hay cosas que destacan en Metal Head. Un ejemplo es que podemos jugar tanto en primera persona como en tercera, pudiendo manejar a nuestro mecha desde otra perspectiva. Esto puede resultar algo engorroso y nosotros nos quedamos con la vista en primera persona.

Metal Head es uno de los juegos más llamativos a nivel técnico de la 32X. Tiene muchas taras, como algunos defectos gráficos y misiones simples y algo aburridas, pero merece la pena echarle un vistazo, especialmente al ser uno de los juegos técnicamente más punteros del sistema. Si se hubiese lanzando en CD-ROM en lugar de cartucho quizá la experiencia habría ganado bastante enteros.