Han transcurrido 4.500 millones de años desde la creación de la Tierra. Muchos la han goberando en toda su gloria, pero el tiempo ha sido su mayor enemigo, derrotando sus reinos. Ahora un nuevo reinado comienza. Y esto es lo que nos introduce a Rygar (Argos no Senshi en Japón), un juego de acción y plataformeo de los arcades que hoy revisamos en Pixelmaniacos.
Basado en la antigua mitología grecorromana, Rygar nos cuenta que un tal Ligar quiere conquistar la tierra de Argool. Para deternelo está el legendario guerrero conocido como Rygar, que se ha levantado de su tumba y está dispuesto a acabar con él.
Creado por Tecmo y lanzado en 1986 para los salones recreativos, Rygar es un juego que bebe mucho de clásicos como Ghosts ‘n Goblins. Con esto queremos hablar de auténticas hordas de enemigos, acción por todas partes, secciones de plataformas y una dificultad absolutamente aplastante.
El juego consta de 27 niveles muy cortos. En cada uno de ellos tenemos que ir avanzado laterlamente, deshaciéndonos de todo bicho viviente que encontremos en nuestro camino. Así pues al final de cada fase llegaremos a una zona segura, representada con la estatua de algún tipo de dios o criatura mitológica. Y así es su desarrollo hasta llegar a Ligar, el enemigo que nos espera al final del juego.
Para defendernos, nuestro héroe porta una extraña arma. Se conoce como «diskarmor» y es una especie de escudo o disco que lanzamos mediante una cadena amarrada a nuestro brazo. Esto hacía que popularmente Rygar fuese conocido como «el juego del guerrero del yoyo», ya que su arma se asemeja bastante a dicho juguete.
Con este arma abarcamos bastante área y resulta ser rápida. Además podremos atacar a enemigos que vienen desde arriba, ejecutando una especie de movimiento circular muy efectivo. Por el camino también obtendremos alguna mejora para el arma, tal como ampliar su fuerza y su alcance.
Cada nivel de Rygar tiene un tiempo finito y tendremos que superarlo antes de que se acabe. Si se acaba el tiempo aparecerá una criatura horrorosa y muy peligrosa que nos perseguirá hasta matarnos. Por suerte contamos con ítems que nos permitirá aumentarlo, pero como los niveles son cortos no es algo que nos deba preocupar especialmente.
La ambientación no está mal, habiendo paisajes de diferentes tipos. Pulularemos por bosques, cuevas y algún templo que otro. A medida que avanzamos esto se puede hacer un poco repetitivo, ya que algunos escenarios se parecen mucho entre sí.
La variedad de enemigos es uno de los puntos fuertes de Rygar. Aunque no existan jefes de fin de fase a excepción del bicho que hay al final del juego, este título está muy bien surtido en este aspecto. Pequeñas y terribles criaturas, engendros voladores, temibles soldados y alguna criatura más tocha en general nos harán pasar muchos apuros.
En esto último hay que hacer mucho hincapié, pues estamos ante un juego difícil. Cualquier cosa en movimiento está dispuesto a matarnos, así que debemos ser especialmente cuidadosos a los mandos de nuestro héroe. Eso sí, el ritmo es intenso y rápido y la duración de las fases es corta, algo que nos puede ayudar a llevar nuestra empresa a buen puerto.
Técnicamente es correcto. No es el juego más puntero de su época pero no lo hace mal, especialmente cuando se juntan muchos enemigos en pantalla, ya que no existen ralentizaciones apreciables y el ritmo no decae en absoluto. Resulta colorido y el conjunto global se mueve muy bien.
El tema del sonido es otro cantar. Si bien los efectos de sonido son simplemente correctos y hay variedad, no podemos decir lo mismo de la música. Durante la partida estaremos escuchando la misma melodía una y otra vez, por tanto el apartado musical es uno de los puntos que más flojean en este título.
Por supuesto la jugabilidad aquí es la estrella. Con un botón para atacar y otro para saltar estamos cubiertos, no se necesita más es un juego con un ritmo tan trepidanete como este. Tendremos pocos momentos de respiro en los aproximadamente tres cuartos de hora que dura el juego, así que más nos vale ser duchos a los mandos si no queremos pinchar.
Rygar fue un juego popular y se pudo ver en un buen número de sistemas domésticos. Los ports realizados para los ordenadores Amstrad CPC, Commodore 64 y ZX Spectrum están muy bien, captando todo el espíritu de la recreativa y contando con un control bastante bueno. También se lanzó un port para el Sharp X68000 que, como es de esperar, es prácticamente un calco de la recreativa.
En consolas se pudo disfrutar en la portátil Lynx de Atari, con un apartado técnico renovado unas sensaciones similares a las de la recreativa. Master System también recibió un buen port, pero este último desgraciadamente se quedó en Japón y no lo pudimos disfrutar por aquí.
El caso del juego para la Nintendo NES, uno de los más populares, es otra historia. Tecmo hizo un trabajo totalmente distinto al original, menos enfocado a la acción pura y dura y con elementos de los juegos de rol. Además cuenta con fases con vista cenital, por lo que es un juego muy disfrutable y muy a tener en cuenta gracias a ofrecer una mayor variedad que el arcade original.
También ha sido lanzado en sistemas más modernos. El original de las recreativas se pudo jugar en Wii y hoy está disponible también en PlayStation 4 y Nintendo Switch. En esta última consola también tenemos disponible el juego de NES.
Su popularidad hizo que, tiempo después, resucitara en PlayStation 2 con Rygar: The Legendary Adventure, que ya en 2002 sentó las bases para otros juegos como el colosal God of War. En 2009 repitió fórmula en Wii con Rygar: The Battle of Argus, pero desde entonces no se ha asomado ningún juego nuevo de la saga.
Rygar es un juego muy recomendable si te gustan los retos y la acción sin frenos. Sus similtudes con Ghosts ‘n Goblins lo hacen divertido y desafiante, además de contar con un ritmo de juego muy alto y frenético. Si te gusta la acción ya estás tardando en darle un tiento.
A mí a nivel técnico me recuerda a Trojan, a nivel jugable es mucho más rápido eso sí. Es un arcade de una época a medio camino entre la simplicidad gráfica y las excelencias que llegarían poco despues. Simple pero efectivo, repetitivo y a veces parece interminable eso sí. Además esa fase del atardecer me parece bellísima. De las conversiones creo que una de las más logradas es la de Lynx.
Es lo que es. En 1986 tampoco le podías pedir más a un arcade. Personalmente me parece un juego muy ágil y muy disfrutable para partidas rápidas.
El problema de la versión de Lynx, en mi opinión, es que los sprites de los personajes son demasiado grandes. Eso es un poco lo que le pasó también a la de Double Dragon para esta consola, cuyo parecido con la recreativa es asombroso pero con un área de juego muy pequeña, lo que lastra mucho su jugabilidad. Te recomiendo que pruebes la de Commodore 64, es un poco fea pero el scroll lo compensa con creces.