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Killer Instinct, el rey de los combos

En los años 90 ya se comenzaba a vislumbrar por dónde iría el futuro de los videojuegos en materia de gráficos. Por un lado, estaban los polígonos, pero por otra parte estaban los denominados gráficos prerrenderizados. Al final, el futuro viajó hacia los polígonos, pero los gráficos prerrenderizados tuvieron mucho que decir en aquella época, y de eso Killer Instinct sabe un rato.

Hoy nos queremos referir a esa saga de juegos de lucha creada por Rare. Todo un paso adelante a nivel técnico que en su momento hizo que se nos cayera la mandíbula al suelo. Sus espectaculares gráficos parecían cosa del futuro, y sus mecánicas jugables, basadas en combos imposibles con aporreo de botones incluido, dieron caña a la chavalería de la época. Vamos a ver de qué pasta está hecha esta ya mítica saga de juegos de lucha.

Killer Instinct

La cosa tiene lugar en un futuro próximo. La contaminación está dejando el planeta hecho una birria, el mundo está en un estado de caos continuo y los gobiernos pierden poder, favoreciendo a unos facinerosos que se quieren hacer los amos del cotarro. Ultratech es una de las empresas que quieren sacar tajada de la situación, dedicándose a cosas turbias como las armas, organizando un torneo de lucha que sirve como campo de pruebas de las mismas.

Y esto es más o menos el argumento de Killer Instinct, tremenda obra de Rare lanzada en 1994 para recreativas, dando el salto posteriormente a Super Nintendo y Game Boy. Killer Instinct fue realizado con las novedosas por aquel entonces estaciones de trabajo de Silicon Graphics, siendo potentes ordenadores que permitían cosas nunca antes vistas en el mundo de los videojuegos.

Se trata de un juego de lucha uno contra uno en 2D, pero con una pinta muy futurista. Gracias a los gráficos prerrenderizados, Killer Instinct simula escenarios 3D. Esto no tiene nada que ver con juegos 100% en 3D como Virtua Fighter, solo es una falsa sensación de profundidad que se acentúa con un zoom bastante impresionante.

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Jago y Thunder se miden el lomo en un peligroso puente colgante

El plantel de luchadores es de lo más variopinto. Se trata de diez luchadores a escoger. Gente como el ninja Jago, la peligrosa Orchid o el cíborg Fulgore ya forman parte de la cultura popular de los videojuegos. A este «roster» se une Eyedol, un bicharraco traído por Ultratech de otra dimensión y que ejerce como jefe final.

El control de todos estos personajes es el de siempre. Nosotros nos movemos por un entorno 2D de izquierda a derecha, pudiendo saltar y atacar. Contamos con tres botones para puñetazos y otros tres para patadas, lo típico. Pero, como hemos dicho antes, una de las cosas que hacen diferente a Killer Instinct es su sistema de combos. A partir de tres golpes consecutivos podremos ir encadenando ataques de la manera más sencilla posible, solo ejecutando una serie de sencillos comandos.

Partiremos de un «triple combo», que consta de tres golpes, pero podremos realizar cosas más espectaculares. Por ejemplo, un «brutal combo» son seis golpes, o un «killer combo» asciende a la impresionante cifra de 12 golpes. Podemos ir más allá, hasta un «ultra combo» de casi 30 ataques. Incluso podremos ejecutar ataques finales estilo los «fatalities» de Mortal Kombat, y se llaman «no mercy», pero son menos sangrientos.

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El escenario de Cinder tiene trampa, y el amigo Spinal puede acabar mordiendo el polvo, literalmente

Toda esta gama de movimientos consigue que los combates de Killer Instinct sean rápidos, espectaculares y muy fluidos. Además hay escenarios interactivos y ciertos movimientos finales en plan humillación para el rival derrotado. Vamos, que Killer Instinct venía bien cargadito en este aspecto.

Tamaña parafernalia vio la luz en recreativas bajo la distribución de Midway, pero el juego también estuvo pensado para una consola futura. Hablamos de Ultra 64, el nombre en clave que Nintendo le dio al desarrollo de Nintendo 64, y Killer Instinct iba a ser juego de lanzamiento. Como la consola se retrasó y la arquitectura de la misma cambió respecto a la recreativa, el juego no cumplió con los planes iniciales.

La buena noticia es que fue lanzado para Super Nintendo y Game Boy, con un resultado fabuloso en ambos casos. En Game Boy hubo muchos recortes a nivel técnico, como es de esperar, y se eliminaron un par de luchadores, pero a cambio se obtuvo un juego rápido y muy jugable. Sin duda uno de los mejores juegos de lucha para la portátil de Nintendo.

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Super Nintendo (arriba) y Game Boy (abajo), dos estupendas conversiones de esta bestia de Rare

En el caso de Super Nintendo se tiró la casa por la ventana. Se incluyeron a todos los luchadores y se ampliaron los modos de juego. A cambio se redujo la velocidad y los sprites eran más pequeños, pero el trabajo fue admirable. Un juego con el que te dejabas los dedos en el mando de tanto ejecutar combos (no es coña, las ampollas que se formaban en las manos estaban a la orden del día)

Por cierto, ya que estamos hablando de Super Nintendo, esta versión se vendió con un CD llamado Killer Cuts de regalo. Este disco incluía la banda sonora original del juego, con música verdaderamente espectacular (ese tema principal llamado The Instinct es algo inolvidable) y que todavía resuena en nuestros oídos después de tanto tiempo. Brutal.

Killer Instinct fue un grandísimo debut de Rare en el terreno de la lucha. Esto propició la aparición de la secuela que veremos a continuación.

Killer Instinct 2

Un par de años más tarde, en 1996, vio la luz en recreativas la secuela del exitoso Killer Instinct, de nuevo con Rare a la batuta y la distribución de Midway. Killer Instinct 2 recogía el testigo de la primera parte ofreciendo un poco más de todo.

Tras la derrota de Eyedol en el primer juego en manos de Orchid surgen problemillas. Sin querer, Orchid activa un vórtice temporal que arrastra a todos los guerreros dos mil años atrás en el tiempo. Ahora el torneo tiene lugar en esa época, con Gargos, una gárgola malvada, que ejerce como jefe final, y otros guerreros ancestrales como una de las novedades más destacadas.

Y es que en Killer Instinct 2 tenemos a nuestra disposición nuevos personajes como Maya, Tusk o Kim, personajes nuevos en detrimento de otros del primer juego, pues la selección de personajes vuelve a ser de diez luchadores jugables más el jefe final. Pero la mayor novedad reside en la cantidad de finales que tiene cada personaje, pudiendo llegar hasta un total de cuatro diferentes. Esto va en función de a quién derrotemos con ciertos movimientos especiales cocretos.

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En su viaje por el tiempo Orchid conocerá a Maya, una guerrera peligrosísima

Por lo demás, estamos ante una entrega que sigue a rajatabla eso de más y menor. El festival de combos sigue presente, con nuevos y demoledores golpes y el mismo esquema de botones que el original. Ahora, los «ultra combo» son todavía más salvajes, pudiendo llegar a encajar una sucesión de casi 80 golpes seguidos, casi nada.

A nivel técnico se nota que el juego está por encima del primer Killer Instinct. Los gráficos de Killer Instinct 2 son bastante más espectaculares, conservando esa maestría de Rare en las estaciones Silicon Graphics. ¿El problema? En 1996 los gráficos poligonales ya estaban tomando el control y este estilo gráfico se podría llegar a ver anticuado. Aún así, objetivamente, el juego es una verdadera maravilla.

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No faltarán a la cita clásicos como Sabrewulf, mirad cómo le muestra la garra el pobre Tusk

Esto se corrigió con la versión lanzada, ahora sí, para Nintendo 64. Su nombre es Killer Instinct Gold y esta vez sí que fue juego de lanzamiento de la consola. Entre otras cosas como más modos de juego, el cartucho para la 64bit de Nintendo cambia ciertos aspectos gráficos respecto a la recreativa original.

Si bien los personajes siguen siendo prerrenderizados, no podemos decir lo mismo de los escenarios. Estos están realizados con un motor de gráficos poligonales, aprovechando bien las características de la consola. Desgraciadamente y en nuestra opinión, se pierde bastante detalle con esta técnica en comparación con el arcade, al que Rare puso mucho mimo en ese aspecto. A pesar de todo es una conversión estupenda.

Por cierto, estuvo también planeada una versión para Super Nintendo, pero debieron de pensar que no merecía mucho la pena gastar dinero en un cartucho para una consola que estaba viviendo sus últimos momentos. Lástima, el primero les quedó muy bien, «el cerebro de la bestia» seguro que también podría con la secuela.

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Killer Instinct Gold quedó de rechupete y Nintendo 64 por fin recibió su ración

Y no queríamos terminar de hablar de Killer Instinct 2 sin mencionar su banda sonora. De nuevo vuelve a brillar a un nivel altísimo, con melodías que se clavan en el cerebro como si fueran agujas. Mención especial a su tema principal, una reedición del famoso The Instinct  de la primera entrega.

Killer Instinct 2 supuso un punto y aparte en la franquicia. A partir de este momento las cosas no le fueron demasiado bien a esta serie de juegos de lucha, quedando encerrada en el cajón de las franquicias perdidas.

¿Qué pasó después?

Como sabréis de sobra, Microsoft compró Rare en 2002. Una tercera entrega de la serie estuvo sobre la mesa para la flamante consola Xbox, pero tristemente no se llegó a materializar. Tuvimos que esperar nada más y nada menos que hasta 2013, año en que Killer Instinct reapareció con un reboot espectacular para Xbox One y PC.

Se trata de un juego «free to play», es decir, que la versión base, totalmente gratuita, incluye solo a un luchador (Jago, para más señas) para escoger, aunque nos podremos enfrentar a otros personajes. A partir de ahí si nos gusta el juego, que nos gustará, podremos comprar packs de luchadores, que han ido saliendo hasta el año 2016, año en que llegó una versión completa del juego con todas las expansiones.

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Sí, este Killer Instinct se permitía ciertas licencias como incluir a Rash de Battletoads, pero, ¿y lo bien que luce?

Este nuevo y flamante Killer Instinct es muy bueno. Muy acorde a los tiempos modernos, con muchas opciones, unos gráficos que quitan el hipo y la metalera banda sonora de Mick Gordon, al que igual conocéis más por haber hecho también la banda sonora del salvaje Doom de 2016. Un juego de lucha espectacular por todas partes al que no le vendría nada mal una secuela.

Y aquí lo dejamos, no sin antes mencionar que Killer Instinct (el original) y Killer Instinct 2 también vieron la luz en Xbox One entre 2013 y 2014, con mayor resolución y esas cosas modernas de ahora. Así que no hay excusa para disfrutar de esta mitiquísima saga de juegos de lucha.

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