Konami fue una de las compañías japonesas que más apoyo le dio a Super Nintendo, creando verdaderas bestias como Super Castlevania IV, Super Probotector: Alien Rebels o magníficas conversiones de sus éxitos en los arcades. Este es el ejemplo de Sunset Riders, adaptación del inolvidable run and gun basado en el Viejo Oeste.
Lo primero que debemos decir de este Sunset Riders para Super Nintendo es que se trata de una conversión casi 1:1 de la recreativa original. Y decimos «casi» porque hay que decirlo. Esto es porque sí que existen algunas diferencias que, en el fondo, son minucias, pero existen.
Sunset Riders para Super Nintendo fue una conversión un poco tardía dentro de lo que cabe. Hay que tener en cuenta el original es de 1991 y que, posteriormente, se lanzó una, digamos, extraña conversión para Mega Drive. No fue hasta 1993 cuando por fin se lanzó el cartucho para la 16bit de Nintendo, siendo, como decimos, una impresionante conversión que, sin desmerecer a la versión de Mega Drive, ganó la partida de calle.
El juego ya deslumbra desde el inicio, mostrándonos la estupenda introducción del arcade original. Comenzando la partida, tendremos a los cuatro personajes originales disponibles. Estos son los ya míticos Steve, Billy, Bob y Cormano. Una vez que hemos escogido personaje nos lanzaremos a por esos forajidos que nos esperan con ganas de bronca. Aquí ya vemos la primera diferencia, y es que solo se dispone de opción para dos jugadores simultáneos, no estando la opción de cuatro jugadores de algunas versiones del original.
Lo que sí que está es el estupendo apartado técnico del juego. Con efectos especiales de los que Super Nintendo hacía gala, como las, por entonces, espectaculares explosiones. Sí, los sprites son algo más pequeños y los escenarios no son tan detallados, pero da igual, el nivel general roza lo más alto y con el tiempo las diferencias respecto a la recreativa son casi imperceptibles.
Sí que es verdad que Konami metió la tijera, a buen seguro que por orden de Nintendo. Por ejemplo, el atuendo de las bellas damiselas que nos dan cariño en las puertas de los salones es más recatado. Además, se han eliminado a los indios de la fase de las montañas, a excepción del jefe final de esa fase.
Por lo demás, el desarrollo del juego es el mismo que en la recreativa, con muchos de los originales ingredientes que ya venían de serie. Esto incluye las divertidas fases de bonus en las que hay que disparar a los diferentes forajidos que aparecen en distintas partes de la pantalla. Misiones a caballo o sobre un tren en marcha, prácticamente toda la recreativa está en este cartucho.
También merece la pena hablar del apartado sonoro. Las melodías del Sunset Riders original han sido adaptadas con maestría al poderoso chip de Super Nintendo, aparte de todo el elenco de efectos de sonido (disparos, explosiones, voces digitalizadas, etc.) del que ya hacía gala el arcade original.
Vamos, que Sunset Riders para Super Nintendo es canela en rama. Una conversión con mucho mimo por una compañía que se notaba que dominaba el hardware del «cerebro de la bestia» a la perfección. Lo consiguió con el también admirable Turtles in Time y lo ha conseguido con el juego de acción del Salvaje Oeste más famoso de todos los tiempos. De diez.