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CHILLER, EL SHOOTER MÁS BIZARRO

Los viejos arcades de disparos siempre han sido muy populares. Los hay bélicos, espaciales o de policías, por citar algún ejemplo. Por supuesto, también los hay terroríficos, haciéndonos disparar contra todo tipo de bestias. Pero lo que nunca habíamos podido imaginar es algo como el bizarrísimo Chiller.

Antes de hablar de Chiller vamos a hablar un poco de Exidy, sus creadores. Esta compañía, nacida en los años 70 en California, fue famosa hace bastantes años por crear algo llamado Death Race. Esta recreativa es una modificación de Destruction Derby (ojo, no confundir con el juegazo de Psygnosis), un rudimentario arcade lanzado por ellos en 1975. Pues bien, este mod, lanzado un año después, nos permitía atropellar peatones, siendo un poco el germen de juegos como Carmageddon.

El caso es que en los 70 la gente era más impresionable que ahora y Death Race causó un buen revuelo. Esto en parte ayudó a la compañía a aumentar sus ventas y a ser más populares, lanzando juegos como Crossbow, que igual os suena más, ya que fue portado a la mayoría de máquinas de Atari y a algún que otro ordenador de principios de los 80. Ya en 1986 Exidy volvió a las andadas y lanzó al mercado el polémico Chiller.

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Esta es la impactante primera fase del juego con la que descubriremos por dónde irán los tiros, literalmente

¿Qué tiene Chiller de polémico? Solo hay que verlo en funcionamiento. Se trata de una recreativa del género shoot ‘em up compuesto por un mueble armado con una escopeta. Al principio puede parecer la típica recreativa de disparar a zombies y demás monstruosidades, pero no es así, es algo mucho más inquietante.

Asumimos un papel de un verdugo que trabaja en un castillo tenebroso y ante nosotros tenemos cuatro fases. Cada una de estas fases está ambientada en una parte del castillo, comenzando por la cámara de tortura. Allí vemos una espeluznante escena formada por aparatos de tortura, unos pobres incautos que sabrán lo que es sufrimiento y una buena colección de miembros cercenados.

Nosotros debemos disparar a diferentes puntos de la escena, provocando el mayor daño posible. Nuestro objetivo es el de ser, literalmente, unos monstruos, disparando y logrando las mayores atrocidades que se nos ocurran. Podremos activar la guillotina de un disparo, disparar directamente a los torturados o atacar a diferentes monstruitos que irán apareciendo de vez en cuando.

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En la segunda pantalla tendremos más de lo mismo con torturas y más torturas

En la parte superior tenemos un medidor que mide nuestro grado de monstruosidad. Nuestro deber es hacer que el medidor llegue a cero antes de que acabe el tiempo, así podremos pasar a la siguiente pantalla. Esto lo conseguiremos obteniendo la mayor puntuación posible y acertando a objetivos concretos que nos marcan en la pantalla de presentación de cada nivel. Por ejemplo, disparar al escudo de la pared del primer nivel nos dará más puntución a ser uno de los objetivos principales.

Tras superar la cámara de tortura iremos a la habitación de los potros de tortura, donde causaremos estragos de lo lindo. El tercer nivel es el vestíbulo del castillo, lugar en el que dispararemos a diferentes fantasmas y monstruos que pululan por allí. Por último está el cementerio, plagado de almas en pena, zombies y demás criaturas aterradoras.

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Aunque el gore no decae, los pasillos del castillo resultan más genéricos

Si cumplimos todos los objetivos iniciales de cada uno de los niveles seremos recompensados con una serie de bonus. Una tétrica máquina tragaperras aparecerá y nos proporcionará partidas extra o alguna que otra fase de bonus en las que disparar a calaveras y esas cosas. Vamos, que una vez conocidas las mecánicas de cada nivel el juego se vuelve muy repetitivo.

A decir verdad Chiller es más feo que un pie. Los diseños son toscos y parece que han sido dibujados por estudiantes de primaria. Vale, que el juego es de 1986, pero en esa época había compañías que hacían ya preciosos pixel art en las recreativas. Quizá por esto el juego no impresiona tanto, aún así es grotesco, gore y tiene muy mala baba. Y por si fuera poco en Chiller podemos ver que se muestra algún que otro pecho femenino despistado, así que más motivos para poner el grito en el cielo.

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La fase del cementerio es la más tétrica, pero también la más picante

El sonido está todo compuesto por sonidos digitalizados. Gritos, aullidos, crujidos, disparos y demás efectos sonoros se juntan en Chiller. Como guinda de vez en cuando suenan fragmentos de la Marcha Fúnebre de Chopin que intentan darle al juego una atmósfera todavía más tétrica.

Por lo demás en Chiller solo hay que disparar y disparar. No tenemos barra de energía y ningún enemigo que nos ataque, solo tenemos que sembrar el caos en cada escenario y listo. Esto limita, y mucho, la jugabilidad del juego y consigue que, una vez superada la sorpresa inicial, este título no tenga prácticamente ningún interés adicional. Vamos, que es para echar una partida por curiosidad y ya.

El caso es que la polémica con Chiller en Estados Unidos fue bastante importante en su día. Por lo que hemos podido leer por ahí en Estados Unidos prohibieron el juego y las recreativas fueron retiradas, no obstante tuvo mejor acogida en Europa, convirtiéndose un poco en un juego de culto.

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El port para la NES est todavía más simplón que el original y está más censurado

Pero, ¿algo así se podría trasladar al mercado doméstico? Pues sí y para sorpresa de todo el mundo fue la consola Nintendo NES la que recibió un port del arcade, eso sí, de manera no muy oficial. American Game Cartridges (AGCI), expertos en conversiones de dudosa calidad y legalidad, lanzó el juego en Estados Unidos. También hubo una versión PAL para el mercado australiano lanzada por HES, otros distribuidores de material de este tipo en Australia, pero no sabemos si llegó a aterrizar en Europa.

El port para NES es en esencia lo mismo que la recreativa. El downgrade es evidente, se reduce un poco la carga gore y la mala leche y se juega con la pistola Zapper. Vamos, que es un poco «chusquillo» en términos generales, aunque tampoco debemos olvidar que el original parece hecho con cuatro duros, dando más la sensación de ser un producto independiente que un triple A.

Aprovechando que se celebra Halloween en estas fechas nos pareció que era buen momento para hablar de Chiller. Sin duda alguna es uno de los juegos más rarunos que hemos visto nunca. Resulta bastante perturbador y morboso, pero seguro que los que no lo conocéis sentís curiosidad por probarlo. Tranquilos, esto no hará que nos transformemos torturadores, que al fin y al cabo Chiller es solo un videojuego, y bastante pobretón, para qué nos vamos a engañar.

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