El famoso motor gráfico Build, considerado una versión mejorada del que utilizó el siempre genial DOOM, fue empleado por un buen puñado de FPS de los 90 (y también por títulos más actuales). Duke Nukem 3D fue uno de sus grandes exponentes, pero antes del título de 3D Realms tuvimos cosas como Witchaven.
Como decimos, Witchaven es un FPS que emplea el motor Build, es decir, un motor 2.5D que utiliza sprites en lugar de polígonos. Fue creado por Capstone y lanzado en 1995 para PC, aunque hoy en día también está disponible tanto en Steam como en GOG.
A simple vista, Witchaven es realmente interesante. Controlamos a Grondoval, un caballero de espada y armadura proveniente de las tierras de Stazhia. Ha sido enviado a la Isla de Char para dar caza a una bruja llamada Illwhyrin, que ha lanzado una maldición sobre Stazhia. Nos espera el Witchaven, es decir, la guardia de las brujas, en la que tenemos que hacer frente a todos los males que nos imaginemos.
Y es que este shooter en primera persona se aleja de las típicas pistolas, ametralladores y destructores de todo tipo que nos imaginemos. Aquí emplearemos armas blancas por lo general, es decir, espadas, hachas, mazas o arco y flechas, teniendo todo una ambientación tipo espada y brujería que está realmente bien.
Pero no solo de armas blancas vive nuestro guerrero. También tenemos acceso a hechizos y pócimas, y es que Witchaven, a pesar de ser un juego de acción, tiene algún que otro elemento rolero. Esto se traduce en la experiencia que vamos adquiriendo a medida que avanzamos y damos caña al personal, pudiendo acceder a hechizos y armas más poderosos.
Así, comenzaremos con hechizos simplones como la visión nocturna o un hechizo que nos permite dar un susto a los enemigos (sí, es en serio). Si avanzamos tendremos acceso a otras cosas más complejas como hechizos de congelación, la posibilidad de lanzar bolas de fuego o hechizos para abrir puertas. ¿Y las pociones? Energía, fuerza, anti veneno, resistencia al fuego e invisibilidad. Vamos, que tenemos de todo.
Por cierto, otro aspecto interesante y que le da un toque de profundidad mayor es que las armas se desgastan. Estas resisten una serie de golpes y, salvo que las repongamos, nos podemos quedar sin ellas. En realidad, si lo pensamos, es lo mismo que las balas en los FPS de disparos, pero bueno, resulta curioso.
En Witchaven nos espera un buen puñado de niveles de lo más laberíntico, y aquí es donde comenzamos a ver ciertos problemas. A pesar de contar con un mapa, como la mayoría de los juegos del género, estos niveles pueden resultar bastante desesperantes para los más ansiosos, lo que implica armarse de paciencia si queremos salir airosos de la situación.
Además, los entornos por los que nos movemos son un tanto repetitivos, y eso que es un juego cuyo aspecto gráfico es bastante notable. Destacamos los enemigos a los que nos enfrentamos. Ogros, goblins y demonios de diferentes tipos nos están esperando, además de otros enemigos más elaborados y más duros de pelar que nos pondrán las cosas difíciles.
Por cierto, Witchaven es un tanto difícil, pero lo es por algunos problemas en la jugabilidad. Para empezar, las colisiones no están bien implementadas en algunos casos, especialmente a la hora de recoger objetos o de atinar a algunos enemigos. Por otro lado, podemos agacharnos y saltar y, sobre el salto, debemos señalar que simplemente es ridículo. Se produce un «saltito» rápido y nada preciso que básicamente no sirve para nada, así que ojo.
En cuanto al sonido, contamos con las siempre socorridas melodías en formato MIDI, además de una colección de efectos digitalizados que ayudan a crear una atmósfera bastante buena.
Witchaven vendió lo suficientemente bien como para que Capstone decidiera, en 1996, lanzar una secuela. Witchaven II: Blood Vengeance sigue por los mismos derroteros, siendo un poco más de lo mismo pero con alguna que otra novedad en el sistema de combate como la posibilidad de usar dos armas al mismo tiempo.
A pesar de sus fallos en lo jugable, Witchaven gana en gráficos y ambientación. Peca de repetitivo o de tener un diseño de niveles mejorable, pero si os gustan los FPS de toda la vida tenéis que darle una oportunidad. Sus elementos roleros y el uso de armas y hechizos dan para unas buenas partidas.
