En las últimas páginas de las revistas de videojuegos siempre había publicidad de alguna tienda de venta por correo. Casi siempre se mostraban las carátulas de los juegos que se vendían y, a un servidor, siempre le llamó la atención la portada de R.A.M., el juego del que hoy nos ocupamos.
Como decimos, la impactante carátula de R.A.M. siempre nos ha parecido toda una obra de arte. Ese soldado portando un cuchillo, con mirada desafiante, además de la explosión, el avión y el otro soldado con la ametralladora siempre resultaron atractivos. Incluso sin saber de qué iba el juego.

Pues bien, pasado el impacto de la genial portada, R.A.M. es un plataformas de acción de tipo «run and gun» creado por Topo Soft y lanzado en 1990. Los ordenadores ZX Spectrum, MSX y Amstrad CPC recibieron versiones, a parte del PC. Sobre esto último cabe destacar que no sabíamos hasta hace poco que existía esta versión. Sin duda alguna, de haberlo sabido, mi yo del pasado habría ido corriendo en su momento a por el juego.
Controlamos a FOX, un soldado de las C.E.O. (Comando Especial de Operaciones), que tiene que abrirse paso a través de las líneas enemigas para llegar a la región de Chernovska. Resulta que un espía ha descubierto un importante mensaje relacionado con algo llamado R.A.M. y que tiene relación con un avión. Nuestro objetivo será el de robar ese prototipo de avión si queremos salvar al mundo. Vamos, casi nada.

Nuestro héroe puede disparar con su ametralladora (en varias direcciones), lanzar granadas, saltar y agacharse. Más adelante, a medida que vamos avanzando, FOX también podrá conducir ciertos vehículos como camiones militares o una mochila propulsora. Y más nos vale hacernos con los controles, pues os garantizamos que R.A.M. es un juego duro, tal y como mandaban los cánones de la época.
Nos movemos por pantallas sin scroll de desplazamiento, algo que le quita cierto dinamismo a un juego cuyo carácter arcade está bien marcado. Esto puede ser un poco como un arma de doble filo. Por un lado está bien, así nos vamos librando de ciertos enemigos que nos hemos dejado en la pantalla anterior. Por otro, podemos caer fácilmente en las garras del enemigo sin ejecutamos algún salto no deseado, cosa bastante posible.
Los controles son sencillos. Usamos el típico esquema de teclas «OPQA» para movernos y usamos «N» y «M» para disparar y lanzar granadas. El problema es que la respuesta no está todo lo bien implementada que debería, por lo que es muy común meter la pata. Encima, contamos con 10 vidas para realizar semejante proeza, por lo que R.A.M. se convierte en un juego muy difícil que, sin embargo, podemos acabar en poco más de media hora.

Como ya habréis adivinado nada más ver las imágenes, hemos escogido la versión para Amstrad CPC, principalmente por su nivel de colorido. Sin embargo tampoco podemos decir que sea la mejor versión de todas porque todo se mueve a una velocidad bastante baja, afectando de forma muy negativa a la jugabilidad.
Los escenarios, sin ser la bomba, lucen bastante bien. Quizá todo está un poco vacío, pero en términos generales, si queremos buenos gráficos, sin duda os recomendamos ir a por esta versión. Tiene menos definición en los sprites, pero, repetimos, el colorido lo compensa.
En cambio, las versiones para ZX Spectrum y MSX no lucen tan bien. Para compensarlo, todo se mueve mucho más rápido, con algunas ralentizaciones cuando hay muchos enemigos en pantalla, pero en general se juegan mucho mejor. Si tuviésemos que escoger una nos quedaríamos con la versión para el ordenador de Sinclair.

Por último está la de PC, la más desconocida de todas. Esta cuenta con modos CGA y EGA, destacando este último al mostrarnos un nivel gráfico más que notable. Además, se mueve y se controla también bastante bien, siendo una versión sorprendente que se situaría en término medio. Lo dicho, una pena no haber sabido de su existencia en 1990.
En el apartado sonoro hay poco que decir. Hay una musiquilla en la intro que destaca especialmente en la versión para el ZX Spectrum, pero, durante la acción, solo hay efectos de sonido muy discretos. Vamos, que el apartado sonoro no brilla especialmente.
En cuanto a la jugabilidad, volvemos a destacar que R.A.M. es difícil. Hay veces en las que el número de enemigos en pantalla es alto y, si no hacemos lo que debemos hacer, lo pasaremos mal. Por otra parte hay secciones de plataformas bastante exigentes y, como hemos dicho más atrás, la precisión en el control no es una de las virtudes de este juego.

R.A.M. tuvo el suficiente éxito como para que Topo Soft pensara en una secuela. R.A.M. 2: Space Mission era el nombre de la secuela, pero tristemente fue cancelada. Por ahí se puede encontrar algún prototipo para ZX Spectrum y se ve que el juego iba a contar con perspectiva cenital, cambiando completamente el esquema respecto al primer juego.
Sin ser una maravilla, R.A.M. es una propuesta interesante. Por un lado, su marcado estilo arcade resulta algo muy atractivo dentro del catálogo del software para ordenadores de aquella época. Por otro, hay problemas en el control y resulta bastante difícil. Se nota que es un juego que se lanzó con ciertas prisas, pero bueno, si os gusta el género tenéis que echar alguna partidilla.