- Compañía: Namco
- Año: 1993
- Género: Carreras
- Plataformas: Arcade, PlayStation
Resulta que a principios de los 90, en los salones recreativos la cosa se estaba ya poniendo muy seria en cuanto a gráficos poligonales se refiere. Aquí todo quisqui buscaba acercarse a la realidad lo más cerca posible, y aquello de los polígonos era lo más de lo más. Por eso hoy nos gustaría hablar de uno de los juegos más memorables en ese apartado: Ridge Racer.
Antes de hablar del juego que nos ocupa tenemos que hablar de la placa System 22 de Namco, una importante evolución de la también mítica placa System 21, madre de juegos como Starblade o Air Combat entre otros. Esta placa permitía añadir mapeado de texturas a los gráficos poligonales que ya mostraba la System 21, además de otra serie de mejoras como una mayor carga poligonal y efectos especiales muy mejorados.
Bien, pues esta placa se inauguró en 1992 con un juego de conducción llamado Sim Drive, un curioso y frenético juego de conducción que destaca por su peculiar mueble de juego: ni más ni menos que un Mazda MX-5 de verdad. La gente flipaba mucho con este espectacular arcade, que tuvo una tirada limitadísima en Japón y sólo se vio en ferias y cosas por el estilo.
Como el experimento molaba mucho en Namco decidieron sacar algo más «de andar por casa», y así en 1993 nació el Ridge Racer que todos (o casi todos) conocemos. Con el típico mueble con asiento, volante, pedales y cambio de marchas llegaba a los salones recreativos este frenético arcade de conducción que marcó un antes y un después, especialmente a una de las consolas más importantes de todos los tiempos.
En Ridge Racer sólo tenemos un circuito a nuestra disposición, pero tenemos tres niveles de dificultad y un modo extra. En el modo novato recorreremos una sección de ese circuito hasta una velocidad de 160 km/h y daremos dos vueltas; en el intermedio será igual que el novato, pero daremos 3 vueltas a una velocidad máxima de 200 km/h; luego tenemos el modo experto, con todo el circuito a nuestra disposición, 3 vueltas y 200 km/h; por último está el modo «time trial», que es como el experto pero sin oponentes e iremos a 220 km/h.
Y tras seleccionar la dificultad, el tipo de cambio (manual o automático) del único coche que podremos conducir (en realidad se supone que son cuatro, uno por cada modo de juego), nos lanzamos a la carrera. Todo es muy frenético, con una buena sensación de velocidad perfectamente adaptada a la única vista que tenemos, que es el interior del coche «a pelo», es decir, que sin detalles del volante ni nada de eso, sólo los marcadores de velocidad y esas cosas.
Ya metidos de lleno en el juego vemos que efectivamente todo es muy arcade. Sólo hay que pisar el acelerador, cruzar los «checkpoints» y adelantar tantos vehículos como podamos lleno a contrarreloj, tal y como era de esperar en estos juegos. Tampoco sufriremos daños ni volcaremos si chocamos contra algo o alguien, pero podemos derrapar, algo que siempre es guay.
La verdad es que el juego resulta muy espectacular, con un nivel gráfico muy bueno lleno de detalles en cada rincón de su ya mítico circuito. Como decimos, la sesación de velocidad es muy buena y el control es simple, efectivo y muy divertido, ideal para todo el mundo. El sonido del motor también casa muy bien con las «machaconas» melodías de música electrónica que ya son marca de la casa.
Como la cosa pintaba muy bien, en 1994 Namco sacó un segundo título a modo de actualización llamado Ridge Racer 2 (Rave Racer es la verdadera secuela), que aportaba algunas novedades interesantes. La más importante era la opción para 8 jugadores simultáneos, cada uno con su mueble, claro, lo que aportaba partidas antológicas.
Además se mejoraron un poco los gráficos, se añadió algún detallito oculto por ahí, nuevas canciones y un retrovisor. Además existe transicción entre día y noche al salir de uno de los túneles, lo que le aporta un toque muy molón.
Y por si fuera poco, y también en 1994, PlayStation veía la luz, y lo hacía con una conversión muy interesante de Ridge Racer. Pese a que esta versión cuenta con un apartado técnico algo más reducido con respecto al original (menor carga poligonal, menos detalles y menor resolución, especialmente) trae algunas mejoras que hacían que entonces fuera lo más en juegos de carreras.
Aparte de ese detallazo de poder jugar a Galaxian mientras carga el juego, Ridge Racer para PlayStation incluye la posibilidad de escoger entre los cuatro vehículos disponibles, además de otros 8 coches extra si superamos el mini juego de Galaxian y otro más si superamos el modo «time trial». Por otro lado hay disponible una vista exterior del coche mientras jugamos, un extra bastante majo.
Por lo demás la jugabilidad del arcade está presente en esta versión doméstica, además cuenta con nuevos temas musicales para la ocasión. Vamos, que en su momento fue todo un golpe en la mesa que influyó bastante en el éxito de PlayStation, haciendo que todos quisiéramos una con su correspondiente Ridge Racer.
Hoy en día puede parecer un juego bastante pobre, especialmente si tenemos en cuenta que únicamente tiene un circuito, pero hablamos de un juego que inauguró una saga que todavía sigue viva en la actualidad. Aparecieron bastantes secuelas para prácticamente todas las consolas y PC, y eso, amigos, eso son palabras mayores. Todo un gigante de los recreativos que merecía nuestra atención.