En los 90 no existía YouTube (y casi ni Internet), pero si existían los vídeos «longplay», en plan cinta VHS, claro. Resulta que un colega, ávido por tener siempre lo último, se compró el Mega CD para su Mega Drive y nos grabó un vídeo con dos partidas completas de Road Avenger y de Final Fight CD.
Sí, sí, muy chulos los vídeos del Road Avenger, pero aquella partida al Final Fight CD nos hizo convencernos de que Mega CD era sin duda algo muy serio. Nos fascinó la similitud con la recreativa, algo que distaba mucho de la versión para Super Nintendo y, especialmente, su brutal banda sonora.
Pues sí amigos, una consola que se considera hoy un fracaso puede tener algunos de los juegos más memorables. Por eso el port para Mega CD del legendario «yo contra el barrio» Final Fight, junto con el del ordenador japonés Sharp X68000, es una de las mejores versiones que se recuerdan. Vamos a ver qué nos ofrece.
Desarrollado por Capcom y publicado por la propia Sega en 1993, esta maravilla se presenta en forma de un port casi perfecto del arcade original. Cuenta con los tres personajes de siempre (Guy, Cody y Haggar) y una opción para dos jugadores tremenda, algo que no tenía el cartucho de Super Nintendo, que además nos recortaba a un personaje.
El desarrollo del juego es un calco de la recreativa. Con los mismos personajes inolvidables. Además Roxy y Poison, las chicas que aparecen en el arcade y que fueron sustituidas por punkis en Super Nintendo, están presentes. Eso sí, en Europa y Estados Unidos se les alargaron un poco los escasos pantalones debido a la estúpida censura que todavía quedaba en esa época.
Y por si acaso ser un clon casi perfecto de la recreativa no fuera suficiente excusa para comprar el juego, Final Fight CD nos ofrece algún que otro extra interesante. Aparte de la espectacular intro, creada para la ocasión y mejorando la original, con nuevos gráficos y voces digitalizadas, se incluye un modo «time attack».
Este modo nos permite escoger un personaje y combatir contra oleadas de enemigos durante un límite de tiempo determinado. Además esta modalidad incluye escenarios que nunca antes se habían visto en el arcade original, dándole un nuevo aire al juego.
Por poner un pero, la limitada paleta de colores de Mega Drive volvía a fallarnos y esta versión no cuenta con el colorido de la recreativa original. No obstante esto es un fallo menor y se le puede perdonar, en parte gracias a que contiene la jugabilida de siempre y una bestial banda sonora en formato CD, inspirada en la original, pero muy mejorada y también creada para la ocasión.
Una verdadera maravilla que justificaba sin duda la compra de una unidad Mega CD en la época. Todo el sabor de arcade está ahí, con nueva banda sonora, nuevas opciones y una jugabilidad a prueba de bombas. Lástima que Capcom no se hubiera animado a lanzar más de sus arcades para este sistema.