- Compañía: Matt Makes Games
- Año: 2018
- Género: Plataformas
- Plataformas: Linux, MAC, Nintendo Switch, PC Windows, PlayStation 4, Stadia, Xbox One
Piensa que estás en uno de los peores momentos de tu vida. La ansiedad y la desesperación se apoderan de ti con mucha facilidad. Pero tranquil@, algo en tu interior te dice que para superar tus miedos y tus problemas debes escalar una montaña. Algo o alguien sabe que en la cima de esa montaña encontrarás alivio y consuelo.
Eso es a grandes rasgos lo que le ocurre a Madeline, protagonista de esta bonita historia llamada Celeste. Celeste no es ni más ni menos que el nombre de una peligrosa y escarpada montaña cuya cima es nuestro objetivo principal.
Nuestra pelirroja y simpática Madeline deberá adentrarse en los misterios de Celeste. Para ello deberá superar peligrosos niveles de plataformas en los que cualquier acción mal ejecutada nos puede llevar a una muerte segura.
Y esa es la gracia del juego. Según sus creadores cuantas más veces mueras más aprenderás. Razón no les falta, pues para superar cada nivel debemos de calcular prácticamente al milímetro el siguiente paso que vamos a realizar. Esto sin duda es una suerte de ensayo y error apto para gente con mucha paciencia, algo así como el Dark Souls de las plataformas minimalistas.
Por supuesto el nivel de dificultad es muy alto. ¿Esto hace que Celeste sea un juego injusto? Por supusto que no. Con este título aprenderemos mucho a calcular nuestros movimientos, a tener más paciencia de la que pensábamos que teníamos en un principio y, sobre todo, a disfrutar de un juego mágico, precioso y divertido.
Nuestra Madeline, un personaje al que enseguida le coges cariño, es capaz de saltar, impulsarse o agarrarse a la cornisa de cualquier escarpada superficie. El control está perfectamente implementado y no hay errores, siendo un verdadero placer desplazarse por los intrincados niveles del juego.
Como todo, al principio iremos aprendiendo los movimientos en plataformas más básicas, para que no nos de miedo nada más empezar. En poco tiempo la cosa ya se va poniendo chunga, pudiendo morir decenas de veces en cada una de las secciones de cada nivel. Para que os hagáis una idea morir más de cien veces por nivel será la tónica general del juego. También hay que destacar algo a tener muy en cuenta: prácticamente cualquier elemento del escenario, salvo las plataformas, nos va a matar.
Los niveles son verdaderamente enrevesados. Sin ser laberínticos cuentan con secciones secretas, plataformas imposibles y alguna que otra sorpresa. Podremos recoger fresas por el camino que no sirven para nada, pero al menos nos servirán a modo de reto personal y para alargar la duración del juego.
Por el camino iremos conociendo personajes de lo más curioso y con los que podremos conversar. Tenemos a Theo, un montañero que aparece en cada nivel y hace buenas migas con Madeline. Hay una viejecilla bastante cachonda, el dueño de un hotel un tanto peculiar y, lo más peligroso, la némesis de Madeline. Esta némesis es una versión fantasmal de la propia Madeline que representa sus miedos y que nos puede hacer mucho daño durante el juego.
Celeste tiene una duración considerable. Superar el juego se hace muy largo teniendo el cuenta el alto nivel de dificultad, pero es que además podemos empeñarnos en recorrer al 100% todos sus niveles. En ellos podremos encontrar «caras B», es decir, unas cintas que nos permitirán acceder a otra versión de cada nivel. Estas versiones B son todavía más complicadas, únicamente aptas para los jugadores más curtidos en el juego.
Por contra, para los jugadores principiantes existe un modo asistencia. Este modo nos permite «hacer trampas», pues tendremos invencibilidad, nos podremos deslizar un número infinito de veces (¡es casi como volar por los niveles!) o tendremos también resistencia infinita. Esto nos ayudará a superar niveles en los que nos enquistemos. ¿Acaso no estamos hablando de un juego de superación? Pues eso.
A nivel gráfico nos encontramos con un juego pixelado en toda su gloria, hecho con verdadero mimo y pasión. Todo es muy sencillo, con un claro homeaje a los videojuegos retro, pero cuenta con un colorido fantástico y una atmósfera realmente única. Destacan también los simpáticos diseños de los personajes, muy en plan anime japonés.
El sonido es magnífico. Las melodías son deliciosas. Música de piano relajante, sintetizadores que acompañan perfectamente y nos sumergen en el juego y en lo que le pasa a Madeline por la cabeza. Los efectos sonoros pegan muy bien y son bastante realistas, formando entre todo uno de los puntos más impactantes del juego.
Y la estrella es la jugabilidad. El control es pefección absoluta, especialmente si lo jugáis con mando. Todo está perfectamente engrasado y calculado y funciona a las mil maravillas. Además la narrativa del juego es maravillosa, por lo que tenemos otro motivo más para disfrutarlo.
Celeste es una verdadera obra maestra. Uno de esos títulos independientes que de vez en cuando nos recuerdan que lo minimalista también puede ser un bombazo. Un juego que, como el buen vino, se degusta y disfruta poco a poco, sin prisa, empapándonos de todas sus virtudes, que son muchas. Muy, muy recomendable.