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ABU SIMBEL PROFANATION, PONIÉNDONOS A PRUEBA

  • Comapñía: Dinamic
  • Año: 1985
  • Género: Plataformas
  • Plataformas: Amstrad CPC, MSX, ZX Spectrum

Hace unos días, en el trabajo, y por casualidad, vi una noticia de que Abu Simbel Profanation, el clásico de Dinamic, había dado el salto a iOS en una versión gratuita para dispositivos Apple. Mi compañero de trabajo, al que a menudo acuso de ser algo milenial, me dijo que cuando era pequeño lo jugó en el Amstrad de su padre. Luego, tras ver un documental sobre Egipto, un chasquido sacudió mis neuronas y la idea de hablar de este clasicazo en Pixelmaniacos inundó mi cerebro.

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Ya desde el principio nos damos cuenta de que esto no va a ser un camino de rosas

Pues sí amig@s, Abu Simbel Profanation esta aquí y nos cuenta la historia de una maldición. Johny Jones, todo un personaje «made in Spain» protagonista de un buen puñado de títulos viejunos de Dinamic, es presa de la maldición de Abu Simbel. El pobre Jones, que había profanado este legendario templo, es convertido en una especie de nariz con patas y su misión es la de recorrer las estancias del templo para recobrar su apariencia normal.

Esto es el preámbulo para un juego de plataformas absolutamente demoledor, gracias a una dificultad verdaderamente aplastante que hace que juegos como Dark Souls sean un todo un paseo. Y esto se consigue controlando a un bicho que sólo puede saltar y rezar, ya que al mínimo roce con cualquier cosa que se mueva se convierte en nuestra perdición.

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Las estancias no son muy acogedoras que digamos

Iremos recorriendo las diferentes estancias de las que se compone el templo de Abu Simbel, cada una de ellas plagada de mortales peligros y una o dos maneras de superar cada uno de ellos. En algunas hay que recoger ciertos objetos que nos abrirán las puertas de otra peligrosa estancia. Y así sucesivamente hasta pasar por las más de 40 pantallas de las que se compone el juego y llegar a la cámara del faraón, y de paso librarnos de nuestra pesada y rara maldición.

Como decíamos anteriormente, nuestro héroe narigudo sólo puede saltar. Lo manejamos con el clásico esquema de teclas OPQA, pudiendo utilizar O y P para movernos de forma lateral, Q para ejecutar un salto grande y A para saltar de una forma más corta, teniendo que elegir a veces el tipo de salto para superar algunos de los peligros que encontremos.

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A veces tendremos que abrir puertas para poder seguir

Peligros que por cierto los hay a tutiplén. Hay gotas que caen del techo y que por alguna razón nos matan. Nos encontraremos con un bestiario formado por serpientes, momias, arañas y murciélagos que no nos darán tregua. Además hay bolas, rayos, hachas móviles, pinchos o una especie de tablillas que se mueven en horizonal o en vertical. Vamos, que hay un montón de todo para hacernos la puñeta con cada paso que demos.

Y por si fuera poco, tenemos que realizar semejante proeza con un puñado de vidas. Eso sí, para los más torpes como un servidor, existe la posibilidad de obtener vidas infinitas, pero a pesar de eso Abu Simbel Profanation pondrá a prueba nuestra paciencia. Y en mi caso eso más bien es una característica que mientras pasan los años va escaseando a base de bien.

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La precisión en los saltos es el arma más poderosa que vamos a tener

Dificultad aparte, el juego posee un aspecto gráfico típico de la época. En el caso de la versión de Amstrad CPC, que es de la que estamos hablando, tenemos coloridos sprites sobre fondo negro con un marcador gigante que ocupa casi media pantalla. Las otras versiones disponibles, MSX y ZX Spectrum, son muy similares, contando la de MSX con colores algo más apagados con respecto a la de Spectrum. En este caso la de Amstrad resulta mucho más vistosa.

El sonido no destaca especialmente. Con un par de pitidos en Amstrad vamos que chutamos. En Spectrum, el ordenador para el que se creó inicialmente, contamos con una entretenida musiquilla en el menú principal y unos efectos de sonido más trabajados que resultan simpáticos. En MSX tenemos música y efectos al mismo tiempo, así que un punto para el ordenador japonés.

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A la izquierda la de Spectrum, y a la derecha la de MSX, saquen sus conclusiones

La estrella sin duda es la jugabilidad. Abu Simbel Profanation, pese a su terrible dificultad, es un juego muy divertido. Y esto es en parte gracias a la simpleza de los controles y al ritmo dinámico que tiene (la versión de MSX es más rápida en comparación con las otras dos). Un juego al que, una vez que le cogemos el tranquillo, podríamos llegar a terminar en menos de 15 minutos, pero para llegar a eso hay que echarle muchas horas.

El tema es que este legendario título de Dinamic es todavía hoy en día muy tenido en cuenta. Podemos encontrar remakes, continuaciones no oficiales y ports para sistemas en los que en su día no vio la luz, como por ejemplo el Commodore 64. Y es que Abu Simbel Profanation es muy querido por sus seguidores, y de paso también es una de las maravillas con las que Dinamic nos hizo disfrutar en su día. ¡Y también chungo de narices!

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