- Compañía: Reflections
- Año: 1989
- Género: Plataformas de acción
- Plataformas: Amiga, Amstrad CPC, Atari ST, Commodore 64, FM Towns, Lynx, Master System, Mega Drive, Spectrum, Turbo CD
Reflections es una compañía británica muy respetada en el panorama jueguil. Ellos son los responsables de la serie Driver y de otros juegos como Destruction Derby. Actualmente son parte de Ubisoft y nos han traido juegos como Far Cry o Watch Dogs. En una época en la que había ordenadores para dar y tomar, Reflections creó Shadow of the Beast, un juego de acción y plataformas que, bajo el sello de los míticos Psygnosis, triunfó especialmente en el ordenador Amiga gracias a sus increíbles y originales gráficos y a su trepidante ritmo de juego, amén de su alta dificultad. Shadow of the Beast fue todo un referente de esta compañía y por eso en Pixelmaniacos lo consideramos toda una joya.
Aarbron, que así se llama nuestro protagonista, fue un niño robado por el señor de las bestias, que lo esclavizó. Durante muchos años fue castigado por unos monjes que consiguieron doblegarlo y transformarlo en una bestia parda llena de fuerza y mala leche. Aarbron se había olvidado de su condición humana, o eso es lo que parecía porque un buen día en sus pensamientos aparecieron recuerdos del pasado tras presenciar un sacrificio humano. La persona que estaba siendo sacrificada era su verdadero padre y Aarbron cambió por completo, así que escapó de sus captores y juró venganza.
Pues bueno, el argumento es bastante soso y normalito, pero lo que de verdad destaca en Shadow of the Beast es su puesta en escena. Sus diseños artísticos son la leche, destacando la carátula del juego, las imágenes que nos narrán los acontecimientos y el diseño general de personajes y escenarios, todo muy bien realizado, como sacado de una verdadera historia de ciencia-ficción. Además cuenta con gran colorido, espectaculares y suaves animaciones y una sensación de movimiento impresionante gracias a sus efectos de scroll, ya que hasta entonces no se había visto nada que se moviese tan bien. Y por si fuera poco su banda sonora es tremenda, con melodías que exprimen bastante las capacidades sonoras del Amiga.
El desarrollo del juego es el típico de scroll lateral. Podemos saltar y atacar, bien con un puñetazo o bien con una patada voladora. Y debemos tener mucho cuidado, pues el tamaño de los enemigos en general es gigantesco y debemos medir bien nuestros golpes, porque además el juego es difícil, muy difícil, pero una vez dominado el sistema de control nuestras partidas se convierten en algo muy placentero. Hay pociones para recuperar nuestra energía y llaves que nos permiten acceder a otras partes del mapeado, como por ejemplo el pozo del principio, y esto señores ya representa todo un reto, ya que además el juego es bastante corto.
Shadow of the Beast fue alabado por la crítica, haciendo especial hincapié en su apartado técnico. Además apareció en muchos sistemas, destacando claro está, la tremenda versión de Amiga, pero en otros ordenadores como Atari ST también se hizo un buen trabajo. En consolas, Mega Drive y la más desconocida Turbo CD tienen versiones tremendas, y en otros sistemas inferiores destaca la versión para Master System y la de la portátil Lynx, siendo uno de los juegos que más partido le sacó a la portátil de Atari. También hay versiones inferiores pero bastante potables para Amstrad CPC, Commodore 64 y Spectrum, además de otra que se canceló para Super Nintendo, pero que también pintaba bastante bien.
También tuvo un par de secuelas que no llegaron a brillar tanto, aunque la verdad es que tampoco están nada mal. Shadow of the Beast II se pudo ver en Amiga, Atari ST, Mega Drive y Mega CD y Shadow of the Beast III fue exclusivo de Amiga. Además, se está preparando una versión descargable para PlayStation 4 que, de momento, no tiene fecha de lanzamiento, lo que demuestra que este juego caló muy hondo en su momento.
Sin duda estamos ante un juego espectacular, especialmente en lo que se refiere a su apartado visual, pues Shadow of the Beast requiere unas buenas dosis de paciencia y buen hacer debido a su altísima dificultad, pero nos gustan los retos, ¿verdad?