Para algunos es un juego del montón, para otros es una obra de culto. Lo que está claro es que Pepsiman es un producto que no deja indiferente a nadie y por eso hoy protagoniza nuestro desconocido. Ha llegado el momento de hacernos unas cuantas preguntas.
¿De dónde sale esto?
De la famosísima multinacional yanki Pepsi, que decidió crear a Pepsiman como reclamo publicitario a sus bebidas en Japón. Hizo acto de presencia en 1996, siendo un tipo que viste un traje ajustado con los colores corporativos de la marca, es decir, igual que una lata de Pepsi de las de entonces.
Fue en marzo de 1999 cuando se lanzó un videojuego exclusivo para la consola PlayStation. La empresa KID fue la encargad de crearlo y lanzarlo en exclusiva para el mercado japonés, ya que por allí este comercial personaje era todo un fenómeno.
¿De qué va?
La trama se nos cuenta mediante vídeos realizados con gente real (y de habla inglesa, posiblemente estadounidense, con subtítulos en japonés para más señas). La cosa es que un empleado de Pepsi pide ayuda porque un montón de latas se han desperdigado por ahí, y el valiente y decidido Pepsiman tiene que recogerlas y ayudar a tan noble y entregado trabajador. Eso sí, a medida que avanzamos todo se va complicando un poco más.
Y digo yo, ¿qué tiene?
Pues que para ser un producto comercial no está tan mal. Estamos ante un «speedrunning» de esos tan de moda hoy en día, es decir, que es un juego en el que el personaje de turno corre que se las pela, siendo nuestro objetivo ir saltando y esquivando peligros a medida que recogemos una serie de objetos.
En este caso tenemos que recoger latas de Pepsi a lo largo de una serie de 12 fases, algunas con ciertas particularidades. En algunas un cubo de basura nos tapará y los controles se invertirán, otras se desarrollan subidos en un patín y habrá alguna en la que tengamos que ir hacia atrás, volviendo todo más loco de lo que cabe. Además es todo muy simple, ya que sólo tendremos que saltar y deslizarnos por el suelo, nada más.
¿Es un placer para los sentidos?
Por lo general nadie espera que un producto tan comercial lo sea, pero lo cierto es que tampoco está mal. El juego es rápido y cuenta con una tasa de frames bastante estable, con gráficos poligonales resultones y un número generoso de elementos en pantalla por lo general. Eso sí, tiene una resolución bastante baja y los personajes están bastante pixelados, pero lo demás es más que correcto.
El sonido es otra historia. A efectos sonoros normales se une una música roquera y cañera que pega muy bien con la acción. Pero la joya de la corona es ese grito de… ¡¡¡PEPSI MAAAANNNN!!! Que seguro que si has jugado a esto en alguna ocasión te acaba de venir a la cabeza. Sólo por eso ya merece la penta nuestra atención.
¿Se juega bien?
Bastante bien. Sus controles son muy simples como ya hemos dicho, contando con un botón para saltar y otro para deslizarnos por el suelo. Por lo demás es un juego bastante divertido, aunque algo corto y de paso algo difícil, y es que hay situaciones un poco enrevesadas que requieren nuestra pericia a los mandos.
Entonces, ¿me va a molar?
¡Por supuesto que sí! Es uno de esos juegos que poca gente conoce. Ya sea por su objetivo comercial de anunciar refrescos o porque nunca salió de Japón, Pepsiman es todo un descubrimiento. Aunque su fórmula está hoy muy trillada por culpa de los juegos para móviles, en su momento resultó algo refrescante y muy entretenido.
Como curiosidad se planeó una secuela para PlayStation 2 que iba a salir unos años después, pero por rollos legales con el personaje y otras movidas se acabó cancelando. Además, nuestro héroe también puede ser visto en el juego de lucha Fighting Vipers de Sega como personaje jugable.