Aquí tenemos de nuevo al desconocido, que hoy le tocará lidiar con Panic!, uno de los juegos más raros con los que me he encontrado. Una auténtica japonesada de esas que llegaban a cuentagotas a otros países fuera de Japón (este en concreto lo hizo en Estados Unidos para el Mega CD de Sega). Vamos a ver qué nos ofrece este «perro verde» del entretenimiento.
¿De dónde sale esto?
Panic! (Switch en Japón) es un título en principio exclusivo del Mega CD creado por el grupo AM7 de Sega y otros tipos llamados Office I que no sé de dónde salen. Apareció en 1993 para esta plataforma de la mano de la propia Sega en Japón y por Data East en Estados Unidos (a Europa no llegó). Años más tarde, en 2002, Sega lo lanzó también y sólo en Japón para PlayStation 2.
¿De qué va?
El asunto es que, de pronto y en todo el mundo, las máquinas comienzan a funcionar de manera extraña. Al parecer se ha colado un virus informático dentro de un servidor mundial que afecta a todo el planeta, y para combatir este estropicio han creado un programa especial llamado Panic! con el que corregir la situación y arreglar todo lo que ha estropeado el maldito virus. Nosotros controlaremos a un niño cabezón llamado Slap y a su perro Stick, que salvarán al mundo de este desastre tecnológico.
Y digo yo, ¿qué tiene?
Panic!, como hemos dicho al principio, es raro de narices. Lo único que tendremos que hacer es accionar interruptores y ver que pasa, pudiendo probar las veces que queramos hasta que demos con un botón, palanca o cosa que nos lleve al siguiente escenario, así de simple. Todo muy en plan ensayo y error, ya que veremos un porrón de botones y nada que nos indique para qué sirven. Además, cada vez que fallamos, se producen situaciones verdaderamente surrealistas y tronchantes que nos animan a seguir jugando hasta que demos con la tecla correcta que nos lleve a enfrentarnos al virus raro este, y de paso terminar el juego.
¿Es un placer para los sentidos?
La verdad es que sí. Al ser un lanzamiento en CD-ROM es todo muy en plan dibujos animados, con mucho colorido y unas animaciones muy buenas, además de la introducción que nos cuenta la «historia» del juego. Veremos escenarios de todo tipo, incluyendo habitaciones con monumentos u obras de arte conocidas a las que hacer la puñeta. Y por si fuera poco, nuestro amigo Slap es simpático de narices, muy al estilo de dibujos japoneses como Shin Chan o Chicho Terremoto.
Por otra parte, el apartado sonoro también es digno de mención. La música es muy divertida y suena cuando tiene que sonar, y además la selección de efectos sonoro es variada y graciosa.
¿Se juega bien?
El control es muy simple. Lo único que tenemos que hacer es agarrar el pad del Mega CD e ir moviendo un cursor con el que activar los mecanismos, ni más ni menos. No esperéis una enorme profundidad de juego porque, al igual que otros nefastos discos que salieron en el Mega CD, Panic! se reduce al típico «point & click», y acto seguido veremos las consecuencias de nuestras decisiones. Así de sencillote.
Entonces, ¿me va a molar?
Bueno, no nos cansamos de decir que es un juego muy raro, así que si eres un amante de las japonesadas, sí, te puede molar, pero si buscas una jugabilidad pulida y acción a tope, está claro que Panic! no es tu juego. Se trata de un juego que está ahí y que merece la pena probar para descubrir cosas nuevas, ya que originalidad le sobra, es muy gracioso y te puede picar en plan «veamos para qué sirve este botón», o incluso aburrirte de mala manera y mandar el juego a la porra.
Lo que sí está claro es que Panic! es un producto diferente. Una verdadera locura que en 1993 representaba algo fresco y original en el catálogo de esta malatratada consola/complemento de Sega. Además, hay que reconocer que fue todo un milagro que en esta época saliera un juego así al mercado occidental, al menos en Estados Unidos (de Europa nos olvidamos). Lo dicho, algo diferente que por simple curiosidad merece al menos unos minutos de vuestro tiempo.