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MEGA CD, EL COMIENZO DEL FIN DE SEGA

En Pixelmaniacos ya hemos hablado de alguna que otra consola de Sega como la Mega Drive o la Master System. Hoy queremos centrarnos en otro sistema que tenía la intención de revolucionar el panorama de los videojuegos, aunque no se trata de una consola al 100%, sino de un añadido para la Mega Drive cuyo nombre es Mega CD (Sega CD en Estados Unidos). Mega CD le daba más potencia a la Mega Drive y permitía utilizar juegos en soporte CD-ROM. Así a priori la propuesta olía a éxito seguro, pero ¿fue así? Vamos a averiguarlo.

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Este es el Mega CD que fue lanzado en Japón, acomplado debajo de la Mega Drive (Wikimedia Commons)

En los años 90 el soporte CD-ROM comenzaba a tomar fuerza como soporte de almacenamiento para juegos, ya que su capacidad dejaba en pañales a lo visto en los cartuchos o en los disquetes. Los PC, los MAC o los Amiga se iban poco a poco aprovechando de las ventajas de este formato y en las consolsa la japonesa PC Engine (también fue conocida como TurboGrafx) fue la primera en utilizarlo creando la primera consola de videojuegos en utilizar este formato. En Sega sabían que el CD-ROM iba a ser el futuro de los videojuegos, así que se pusieron manos a la obra y crearon el periférico/consola Mega CD, que salió a la venta en Japón en 1991.

Corrieron ríos de tinta sobre el Mega CD. Muchas empresas de videojuegos estaban ansiosas por crear juegos para este sistema, pues las especificaciones técnicas de la consola podían dar mucho juego. Se generó un «hype» tremendo, término que está muy de moda hoy en día, y se habló de muchos juegos importantísimos que iban a ser programados para el CD-ROM de Sega. En cambio, la cosa fue un poco diferente tras su lanzamiento especialmente debido a su alto coste inicial y al escaso y raro catálogo de videojuegos con el que contaba en un principio.

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Arriba la versión europea y abajo la versión americana (Sega CD), llamados comunmente Mega CD II y acomplados a la Mega Drive II, revisión de la primera Mega Drive (Wikimedia Commons)

Como decimos, Mega CD salió en Japón en 1991, vendiendo razonablemente bien. Un año más tarde lo hizo en Estados Unidos y hasta 1993 no lo tuvimos en Europa. Aquí costaba la friolera de 50.000 pesetas (300€ sin contar la inflación), algo que sin duda influyó en las ventas, pero bueno, ese no era el principal problema del sistema. El problema real fue la ingente cantidad de títulos FMV (Full Motion Video), es decir, juegos con escenas de vídeo espectaculares (impensables en un cartucho o disquete) y poca chicha, ya que su jugabilidad se limitaba a darle a un botón de vez en cuando y poco más.

Esto último fue sin duda uno de los aspectos más importantes por los que el Mega CD se puede considerar un fracaso, y eso que, como ya mencionamos antes, las capacidades técnicas de este sistema eran muy buenas. Para empezar en un CD-ROM se podía almacenar una burrada de datos, así que eso daba para incluir vídeos y música con calidad CD. Por otra parte, Mega CD aumentaba la memoria RAM de la Mega Drive e incluía efectos gráficos que le quedaban genial como rotaciones, polígonos, transparencias, etc. Además, el sistema se vendía como un aparato multimedia, término muy de moda en los 90, y con él podíamos escuchar nuestros CDs de música, ver fotografías e incluso canturrear en plan karaoke. Sin duda son opciones muy atractivas.

Todo esto se vio empañado en parte por culpa de un problema: la limitada paleta de colores de Mega Drive. Mega CD no supuso ningún aumento de colores en este apartado, así que los vídeos se mostraban con muy poca resolución y con un aspecto muy apagado. El juegos como Dragon’s Lair esto representaba un problema porque esta aventura interactiva necesitaba mucho colorido y la versión de Mega CD no lo tenía. Otros juegos FMV con actores reales también sufrieron estas consecuencias.

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La pantalla de inicio de Japón, Estados Unidos y Europa respectivamente

Por suerte muchos programadores dejaron a un lado esta limitación y sacaron todo el partido posible al Mega CD. Sega lanzó su impresionante Sonic CD, además de otras joyas como Batman Returns, con tremendas fases de conducción, o un Final Fight CD que debaja temblando a la versión de Super Nintendo por ser lo más parecido a la recreativa que podíamos encontrar en el mercado. Core Design fue una de las compañías que más apoyo le dio al Mega CD con juegazos como Thunderhawk, BC Racers, Battlecorps o Jaguar XJ220 por citar algunos. Grandes shooters como Robo Aleste, Lords of Thunder o Silpheed y sus impresionantes gráficos poligonales le dieron mucha vida a Mega CD, así como RPGs japoneses de la talla de Lunar o la impresionante aventura Snatcher de los japoneses Konami.

Otro punto a favor de Mega CD es la inclusión de voces digitalizadas, así pues en juegos como Jurassic Park o el ya mencionado Thunderhawk podemos disfrutar de diálogos en castellano por primera vez en una consola, todo un lujo que hasta entonces nadie nos había ofrecido.

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Póker de ases para Mega CD (de izquierda a derecha y de arriba a abajo): Sonic the Hedgehog, Thunderhawk, Final Fight CD y Silpheed

El lado oscuro de los juegos de Mega CD viene marcado por dos factores: los juegos FMV con escenas de vídeo de baja calidad y las conversiones sin más de Mega Drive a Mega CD. Los primeros son juegos como Mad Dog McCree, Wirehead, el infame Mighty Morphin Power Rangers u otros más innovadores como Night Trap o Sewer Shark, que sufrieron y mucho las consecuencias de la baja cantidad de colores de Mega Drive. En el segundo grupo están Hook, Cliffhanger o NBA Jam, que incluyen banda sonora con calidad CD y poco más con respecto a lo visto en Mega Drive, así que comprar de nuevo estos juegos no estaba muy justificado. Hay exepciones como Chuck Rock, Mickey Mania o Earthworm Jim: Special Edition que sí merecen más la pena porque son juegos a los que el CD les sienta bien.

Mega CD sufrió mucho y tuvo una baja aceptación, y eso influyó en las promesas de las compañías que iban a lanzar juegos del copón para este formato, así que nos quedamos sin Street Fighter II, Gradius, Super Star Wars o Indiana Jones’ Greatest Adventures, que sí querían estar en Mega CD pero, debido a las escasas ventas, las compañías no se arriesgaron a lanzar estos juegazos.

A pesar de las agresivas campañas de publicidad por parte de Sega, Mega CD no terminó de despegar y sólo llegó a vender cerca de 6 millones de unidades en todo el mundo, con sólo unas 380.000 en Japón (datos según Wikipedia), y eso influyó muchísimo en su éxito, así que en 1995 salieron los últimos juegos y en 1996 no había ni rastro ni del Mega CD ni de sus juegos.

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El Multi-Mega es un híbrido entre Mega Drive y Mega CD, algo que tampoco ayudó a vender más (Wikimedia Commons)

Mega CD, se quiso adelantar a su tiempo y, entre el poco apoyo de las desarrolladoras de videojuegos y la mala calidad de la mayor parte de su catálogo (unido a una poca cantidad de juegos en total), este prometedor sistema de videojuegos se quedó en el cajón de los desastres, algo que sin duda influyó en Sega, quieres a partir de este momento comenzaron un declive muy importante en lo que a consolas se refiere, pero eso lo iremos viendo comentando los sucesivos sistemas de esta gran empresa de videojuegos.

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