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X Multiply, un infierno alienígena microscópico

Irem, los padres del mítico R-Type, volvieron a maravillarnos en 1989 con otro clásico shoot ‘em up de esos a los que nos tenían acostumbrados. Su nombre es X Multiply y su curiosa propuesta nos volvía a meter en un espectacular y peculiar infierno alienígena bien cargadito de una de sus señas de identidad: la dificultad. Acompañadnos en este alucinante viaje espacial.

X Multiply nos traslada al año 2249. Tiene lugar una invasión alienígena de lo más curiosa, pues en esta ocasión estamos ante seres microscópicos que, tras infectar a sus huéspedes, acaban matándolos. Para acabar con esta invasión, las cabezas pensantes de turno han ideado el caza espacial X-002. Esta nave ha sido miniaturizada e introducida en el cuerpo de una persona infectada por la mismísima reina alienígena.

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Los potentes brazos de nuestra nave darán caña a todo parásito alienígena

Cual tripulante de la nave de la película Viaje Alucinante, nuestro objetivo será el de aguantar el tipo a lo largo de siete niveles que se desarrollan en el interior del cuerpo de alguien. Iremos atacando a la invasión alienígena desde dentro hasta dar con la reina y detener así esta maldita guerra de otros mundos.

Lógicamente, X Multiply se lanzó para los salones recreativos. Tenemos entre manos un shooter de scroll horizontal en el que nuestra nave tiene cierta peculiaridad en su armamento. Contamos con dos especies de brazos flexibles situados en la parte delantera. Estos brazos nos acompañarán en nuestros movimientos, usándose como disparos adicionales o como escudos para cubrir a nuestro chiquitín caza espacial.

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El primer jefe ya nos hará temblar de lo lindo

En X Multiply será vital hacerse con el control de esta especie de brazos. Como decimos, estos brazos se mueven al compás del movimiento de la nave, por lo que hay que plantearse muy bien cada movimiento si queremos parar algún disparo enemigo. Esto es muy importante porque el mínimo disparo hará que mordamos el polvo irremediablemente.

Contaremos con diferentes tipos de disparos que obtendremos mediante los típicos orbes flotantes. Hay misiles, láseres o cañones de todo tipo y de todos los colores. Estos podrán ser disparados en diferentes direcciones gracias a nuestros brazos, así estaremos seguros de poder darle a todo lo que se mueva. Por otra parte, nuestra nave se moverá de forma rápida, consiguiendo un control bastante preciso.

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Como podéis ver, el tamaño de algunos enemigos se sale de la pantalla

Y sobre hay que tener muy en cuenta esto último, lo del control preciso. Esto es porque, al igual que en R-Type, en X Multiply se tiene muy en cuenta dónde vamos a colocar nuestra nave. Imaginad que cada fase está compuesta por pequeños puntos en los que situarnos, de modo que muchas veces hay que tener una precisión casi milimétrica para esquivar cualquier disparo enemigo. Sí, los brazos ayudan una barbaridad, pero debemos confiar mucho más en nuestra pericia a los mandos.

Evidentemente todo esto viene porque la dificultad de X Multiply es verdaderamente infernal. Tampoco ayuda el hecho de que, si perdemos una vida, volvemos a un punto más atrás de la fase, no nos quedaremos en el mismo sitio donde la hemos perdido. Personalmente, este aspecto siempre nos ha parecido una puñeta en toda regla.

Cambiando de tema, vamos a hablar un poco del diseño artístico de X Multiply. Como hemos dicho, la acción se desarrolla en el interior de una persona, por lo que es de recibo contemplar escenarios de aspecto orgánico. Entre toda la maraña de virus espaciales, podemos destacar tumores, trozos de carne podrida o células infectadas. Vamos, que con tanta casquería esto se convierte en la pesadilla de cualquier vegano.

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Existen fases que no tienen fondo, quizá sea adrede para que el ritmo no baje

Sin embargo, también existen algunas fases o zonas en las que la oscuridad lo impregna casi todo. En estas fases casi no hay escenario y los alienígenas pululan a sus anchas. Quizá se hicieran así para evitar que la fluidez del juego se resintiese. Por cierto, lo consiguieron porque todo se mueve estupendamente, sin ralentizaciones reseñables que afecten a la jugabilidad.

Existe bastante variedad en el bicherío de X Multiply. Tenemos a los típicos alienígenas con forma de insecto, gusanos o pequeños robots. Por otro lado, aquí hay engendros más orgánicos como trozos de carne con ojos, células con dentadura o cualquier otra cosa asquerosa que nos imaginemos. Seguro que los diseñadores de Irem sacaron alguna de estas criaturas de sus pesadillas. Por supuesto, mención especial a los jefes de fin de fase, feos como demonios, grandecitos y muy, muy puñeteros.

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Células infectadas o tumores serán algunas de las lindezas que nos esperan dentro del cuerpo de una persona

A su estupendo apartado gráfico se unen melodías decentes que quizá pasan un poco desapercibidas en medio de la acción. Lo mismo ocurre con los efectos sonoros, que no resultan memorables pero realizan su función. La estrella, claro está, es la jugabilidad, con un ritmo frenético, un control rápido y fluido y, como hemos señalado, una dificultad más que alta perfecta para los más curtidos en el género de los matamarcianos.

Irem no lanzó ningún port de X Multiply en su momento, pero sí lo hizo de R-Type II, secuela de su gran éxito que salió también ese 1989. Tiempo después sí se pudo ver en PlayStation y en Saturn, en un pack junto a Image Fight, otra joya de la desarrolladora japonesa, que apareció en 1998. Como supondréis, este pack solo se vio en territorio japonés.

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Algunos escenarios rebosan colorido

Para tener una versión oficial hemos tenido que esperar a 2019, año en que la empresa Hamster realizó una adaptación a PlayStation 4 y Nintendo Switch. Como es lógico, se trata de una conversión emulada del original.

Y hasta aquí nuestra reseña de X Multiply, todo un juegazo de disparos de scroll lateral cargadito con lo mejor del género. Buenos gráficos, niveles espectaculares, un diseño artístico escalofriante, un gran control y una dificultad solo para los más valientes. No está a la altura de ningún juego de la saga R-Type, pero pesamos que Irem hizo un buen trabajo con este matamarcianos frenético y adictivo.

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