Hace poco volví a ver la última película de Superman: El Hombre de Acero, y después de verla y de disfrutar como un enano me vino a la cabeza un horrendo juego para Nintendo 64 que se apropia de la licencia y la machaca sin piedad, convirtiendo a uno de los superhéroes más grandes de todos los tiempos en el protagonista de una aberración sin precedentes.