Allá por los años 90, «la cadena amiga» emitía el famoso Pressing Catch: espectaculares combates de lucha libre en los que unos hormonados tipos se daban de tortas en un ring. La mayor parte de los tíos de mi edad (por aquel entonces pseudoadolescentes gustosos de mamporros varios) disfrutábamos como enanos de estos combates que, en el fondo, no eran más que coreografías ficticias llenas de músculos y testosterona, o al menos eso es lo que se dice.